Jazmines
El relato que vas a leer constituye mi segunda participación en el concurso de relatos #elveranodemivida, de Zenda.
Por la ventana, miro a los niños jugar en la plaza. Una mujer rubia acaba de entrar en mi habitación. Si la conociera le diría que odio las ventanas abiertas y que, cuando se inclina cerca de mí, el mundo entero huele a jazmín. La mujer rubia me sonríe. Mira este álbum, Antonio, me dice. Creo que desde hace meses me confunde con alguien, pero me callo y la dejo seguir para que no desaparezca el olor de jazmines de mi habitación. Paso las páginas sin comprender. Y entonces, al ver una de las fotografías, se enciende la luz. Somos la mujer rubia y yo. Viajo a 1960, el verano de mi vida, cuando me dijo que sí. Mercedes, le digo. Agarro su mano con la misma fuerza con la que quiero retener este momento en que por fin estoy aquí y el mundo no es tan extraño. La vida dura un segundo y dentro de poco volveré a olvidar, pero sé que aunque a ratos no la recuerde, aunque a ratos solo sea una mujer rubia que me mira y me sonríe y me abre la ventana para que vea a los niños jugar, amaré, para siempre, su olor a jazmín.