Desaparecer
Es Madrid. Es un museo. Es una sala del museo. Son cuatro piezas rectangulares, dispuestas en paralelo, en la sala de un museo de Madrid. Puede que no haya nada de especial o llamativo en esta simple enumeración, si no fuera por unos cuantos detalles (nada es llamativo, salvo alguna cosa): las cuatro piezas, expuestas en el museo Reina Sofía, eran de acero macizo, pesaban 38 toneladas y desaparecieron en 1992 sin que aún nadie hoy se lo explique, constituyendo uno de los mayores misterios del arte contemporáneo, más allá del propio misterio que es el arte contemporáneo en sí. Pero eso es otro tema.
No conocía esta historia antes de que Juan Tallón la contara, en el brillante ejercicio de narrativa de no ficción que es Obra maestra. La inexplicable evaporación de Equal Parallel/Guernica-Bengasi, la escultura del artista minimalista Richard Serra, del almacén encargado de su custodia, es un cúmulo de despropósitos digno del mejor guion de Hollywood.
Desde que llegó a mis oídos este suceso no dejo pensar en lo fascinante que resulta que se puedan evaporar, como si nada, 38 toneladas. Que se esfume algo tan evidente tan a simple vista, como las llaves que se resbalan por la alcantarilla, como los folios que se deslizan sueltos en un cuaderno, como quien se olvida de una cita a la que tampoco tenía muchas ganas de ir.
Pero de qué me sorprendo. Yo no peso 38 toneladas, pero a veces, cuando me niego, cuando callo y no digo y me escondo y sonrío aunque no quiero, también me he perdido, también a vista de todos.